viernes, 25 de febrero de 2011

LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS

                                                 LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS

"¿Acaso es tiempo mal gastado el que se emplea en viajar por el mundo?
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la mancha . Miguel de Cervantes.

 Tales de Mileto

Tales de Mileto (624-546 a.C.) debió ser un hombre excepcional. Matemático, ingeniero, filósofo, político y un hombre práctico cuya obra se adaptó a las necesidades de su tiempo (pese a que él ha sido también el modelo de "sabio distraído" que ha calado en el imaginario colectivo hasta nuestros días). La grandeza de Tales no radica tanto en sus logros concretos o en sus teorías o sus afirmaciones sobre el mundo sino en el modo en que trató de comprenderlo.
Para los antiguos pensadores orientales, el mundo era visto como una casa, el hogar que aloja a todas las criaturas. Preguntarse por el sentido de la casa, para qué servía, era innecesario; sin embargo, sí se podía plantear cuál es el material con el que está formada la casa en la que nos encontramos y cuál es la estructura de la misma.
El agua, o más exactamente, "lo húmedo", es la respuesta a la pregunta por el material, y en cuanto a la estructura, Tales consideraba al mundo como un disco que flotaba sobre el agua. Por qué propuso Tales el agua como sustancia primordial puede deberse a la constatación de ésta como un elemento imprescindible para la vida. Ahora bien, cuando hablamos de la vida no nos referimos al concepto que usamos hoy día (vida vegetal, animal, etc.). En este momento debemos fijarnos en la segunda de las sentencias de Tales, " Todas las cosas están llenas de dioses ". Lo que el primero de los filósofos quiso afirmar era que todo cuanto nos rodea, incluido lo meramente material, está en realidad animado y posee en mayor o menor grado, un "espíritu". Se trata de la doctrina conocida como "hilozoísmo".
Una vez aclarado esto podemos entender la asociación entre las sentencias de Tales: la aceptación de que toda la materia está animada, junto con la constatación del agua como un factor fundamental para la vida, lleva a considerar a este elemento como la base, o primer principio, de la realidad. (1)
Con respecto a la concepción de Tales en torno a la estructura del mundo es significativa la siguiente afirmación: " La Tierra está apoyada en el agua, sobre la que navega como un barco, y cuando decimos que hay un terremoto, entonces la Tierra es sacudida por el mar de agua ". Esta concepción, según el análisis de Karl Popper está basada en una analogía observacional, y pese a que no supone una explicación completamente satisfactoria, pues afirmar que la Tierra se apoya sobre agua nos lleva a continuación a preguntarnos sobre qué se apoya el agua y, de esta forma, a una regresión infinita. La aportación de Tales, como ya hemos dicho en repetidas ocasiones, pero nunca está de más resaltar, es la apelación a la razón, a la experiencia y al argumento, y el rechazo de la explicación mítica, de la tradición y de la autoridad. Es lo que hemos visto como el paso del mitos al logos.

"Tales dijo "No el hombre, sino el agua, es la realidad de las cosas" empezando así a creer en la Naturaleza en cuanto, al menos, creía en el agua. Como matemático y astrónomo era hostil a todo lo mítico y alegórico, y si llegó hasta la pura abstracción del "todo es uno" y formuló una expresión física, se constituyó en una excepción entre los griegos de su tiempo"
La filosofía en la época de los griegos , Friedrich Nietzsche




"Cuadernos de filosofía" José Sánchez Cerezo de la Fuente

Publicado por: Sandra Leyton

ASPECTOS FILOSÓFICOS

ASPECTOS FILOSÓFICOS

                                                            La mentalidad prefilosófica
En los albores de la historia intelectual de Grecia, se entrevé toda una serie de personalidades extrañas, figuras legendarias que pertenecen a la clase de los videntes extáticos y de los magos purificadores, que encarnan el modelo más antiguo de "sabio". Sin embargo, el primer "filósofo" no es un chaman. Es un divulgador que extiende a un grupo abierto un conocimiento anteriormente reservado a un solo individuo o a un exclusivo grupo de "elegidos". Por medio de la palabra o el escrito, el filósofo se dirige a toda la ciudad; trasladando el "misterio", al ágora, a la plaza, lo erige en un objeto de debate público, que será rico y fructífero y que iniciará una nueva forma de entender el mundo y al hombre en su relación con él.

                                                                        El mito y la razón
Las dos palabras que dan título a este apartado parecen partir en dos etapas completamente distintas la historia de la humanidad. El mito, en un principio, nos retrotrae a tiempos irracionales en los que elementos naturales, como el Sol, la lluvia, o la feretilidad de la tierra o de los seres humanos, así como incógnitas que hoy son exlicadas por la ciencia y que forman parte de los conocimientos mínimos que, se supone, toda persona debe tener, eran entonces profundos misterios que tan sólo unos pocos iniciados podían llegar a comprender o controlar, y en los cuales las divinidades, espíritus o energías de extrañas propiedades jugaban un papel esencial. Los mitos, en este contexto, son aquellas narraciones con las que se trataba de explicar el funcionamiento del mundo o de la sociedad. La razón (de nuevo es conveniente introducir el matiz "en un principio") nos llevaría a una etapa más evolucioinada de la historia humana. Razón, o más concretamente, el calificativo de racional, se asocia a civilización, argumentación, cultura y otros a elementos similares. Mito y razón parecen marcar dos etapas, dos formas de entender el mundo y consecuentemente, dos formas de actuar. El paso de una a otra se dio en la antigua Grecia, de la mano de la aparición de la filosofía y de todos los logros culturales e intelectuales de aquella época.
En toda esta presentación que hemos hecho se están dando por supuesto no pocas afirmaciones que están muy lejos de haber sido empíricamente comprobadas o siquiera argumentadas, empezando por la definición de mito y razón, su total contraste o el salto y ruptura brúsqueda entre la etapa mística y la racional. (1)
Pasemos en primer lugar a considerar con más detalle las caracterísiticas del mito y de la razón, respectivamente, para analizar después qué quiere decir la expresión "el paso del mito al logos" y cómo se efectua este tránsito:
Como características generales del mito podemos señalar:

- Apela a la fe, a la aceptación irracional de ciertas verdades; tiende a la exaltación de la imaginación (sin que sea contrastada con la experiencia), a poner de relieve el valor de ciertos ritos y determinadas normas de conducta y a predicar obediencia ciega a la autoridad.

- Su lenguaje propende a ser un instrumento de dominación que se dirige exclusivamente al conjunto de las personas que participan en determinadas creencias y excluye al resto.

- Se encuentra siempre completo, invariable, definitivamente constituido en sus misterios y en sus ritos.
No obstante es conveniente precisar que se encuentran en el pensamiento mítico formas y niveles diversos y que la palabra "mito" (Mythos) no tenía para los que la empleaban en los tiempos arcaicos el sentido despectivo que tiene hoy, sino que quería decir "palabra", "narración".
La razón , por su parte:

- insite en el valor cognoscitivo del entendimiento y de la razón humana, intenta demostrar las verdades que afirma y procura defender la investigación, la reflexión y el diálogo con el fin de descubrir la naturaleza de las cosas.

- su lenguaje constituye un medio de comunicación, destinado a todos los seres humanos.

- en cuanto supone un esfuerzo racional hacia la investigación de la verdad, no puede encontrarse nunca acabado.

OBJETIVOS DE LA FILOSOFÍA

                                              OBJETIVOS DE LA FILOSOFÍA
                              Búsqueda de la verdad, búsqueda de la certeza
A la hora de examinar la situación del ser humano en el mundo para entender así sus acciones, debemos partir de un hecho incuestionable. El mundo no se explica por sí mismo ni está hecho a nuestro gusto. En ocasiones puede incluso sernos hostil o, al menos, indiferente a nuestros deseos. Por otro lado no somos omnipotentes; somos conscientes de que tenemos límites (aunque quizá no sepamos muy bien dónde están) y lo que es más importante todavía, somos conscientes de nuestra mortalidad. Cada ser humano es arrojado al mundo y, al contrario de lo que sucede con los animales, no está exclusivamente regido por unos instintos que le digan lo que tiene que hacer en cada momento, que le marquen una pauta de acción fija. Por el contrario el ser humano debe elegir, debe ir construyendo su mundo y tomar decisiones en función de lo que considere valioso o digno de ser buscado.
Ortega y Gasset expresa la situación vital del ser humano, entre la fatalidad y la libertad, con el siguiente ejemplo:
"No nos hemos dado a nosotros la vida, sino que nos la encontramos justamente al encontrarnos con nosotros. Un símil esclarecedor fuera el de alguien que, dormido, es llevado a los bastidores de un teatro y allí, de un empujón que le despierta, es lanzado a las baterías, delante del público. Al hallarse allí, ¿qué es lo que halla ese personaje? Pues se halla sumido en un situación difícil sin saber cómo ni por qué, en una peripecia: la situación difícil consiste en resolver de algún modo decoroso aquella exposición ante el público, que él no ha buscado ni preparado ni previsto. En sus líneas radicales, la vida es siempre imprevista. No nos ha anunciado antes de entrar en ella -en su escenario, que es siempre uno concreto y determinado-; no nos han preparado. "
¿Qué es filosofía? José Ortega y Gasset
Estas elecciones que se ve obligado a realizar, esta capacidad de decidir, que constituye su privilegio, constituyen también una carga, pues toda elección conlleva responsabilidad. Por último, hay que señalar que esta situación de desamparo debe afrontarla cada ser humano por sí mismo. Juntos hemos construido ciudades, sociedades y naciones, pero en la esencia de lo que somos cada uno nos reconocemos solos y aislados. Esta conciencia de la soledad en la que nos encontramos produce generalmente angustia, y ante ella el ser humano ha buscado diversas soluciones para superarla o para ignorarla. Así, la búsqueda de poder, la religión, las drogas, el ascetismo, la contemplación de la belleza, la participación en actos colectivos donde el individuo se funde con la masa, etc. son todos ejemplos de esas alternativas. La filosofía y las actividades intelectuales en general no lo son menos. En la búsqueda de la verdad también ha pretendido el ser humano encontrar una salida, si bien la virtud que pueda tener la filosofía sea que no pretende superar la situación humana ni ignorarla, sino aprender a vivir con ella.
Hasta el momento, y en líneas generales, así hemos tratado a la filosofía, como una búsqueda de la verdad, o una búsqueda del conocimiento. Incluso en aquellas filosofías que concluyen que la tarea del filósofo es inútil, o bien que los conceptos tales como verdad o falsedad no son sino construcciones sociales de las que debemos desembarazarnos, incluso en las filosofías más "destructivas" hay un interés por aproximarse a la realidad de una forma más auténtica. La filosofía puede ser un viaje que no nos aporta muchos más conocimientos de los que teníamos al iniciarlo. Todavía más, es posible que, por medio de la filosofía, hayamos destruido parte del conocimiento que hasta ahora habíamos adquirido al mostrar su falta de fundamentos o los prejuicios en los que se basaba, por lo que puede que terminemos el viaje sabiendo menos de lo que sabíamos al iniciarlo. Sin embargo, en cualquier caso, en todo viaje filosófico se termina por saber algunas cosas nuevas que antes no se sabían.
Este aprender cosas nuevas responde al anhelo de comprender algo mejor la realidad con el que caracterizábamos la filosofía. Ahora bien, la filosofía, o mejor dicho, los filósofos, no siempre han buscado la verdad, o no exclusivamente, sino que también han buscado la certeza, un conocimiento del que no se pudiese dudar, una seguridad absoluta que pusiese fin a la incertidumbre y a la duda.
La certeza absoluta está fuera del alcance de los seres humanos. El espíritu crítico, otro de los rasgos característicos de la filosofía, ha ido desmontando con el paso del tiempo todos aquellos sistemas filosóficos que han pretendido ser inmutables e imperecederos. Pero la búsqueda de la certeza, que en muchas ocasiones no responde a la curiosidad sino a la búsqueda de la seguridad, ha seguido siendo un impulso hacia la reflexión y ha llevado a menudo a la renuncia del espíritu crítico y al dogmatismo, con lo que la filosofía, o los filósofos, que son quienes desean, anhelas y quieren, se ha traicionado a sí mismos

La filosofía no es una labor exclusivamente individual. En la medida en que se basa o debería basarse en el espíritu crítico las ideas están expuestas a la consideración de todos. Ante el otro presento mi postura, dialogo, examino, critico y comparto. La filosofía es siempre un diálogo, la mayoría de las veces con los pensadores del pasado o con uno mismo, pero cuando el diálogo es real entre dos personas, no deberían olvidarse el valor del respeto y la tolerancia mutua. Estas observaciones pueden parecerles a algunos innecesarias, pero no está mal recordar que en la historia de la filosofía no escasean los casos en los que el diálogo ha brillado por su ausencia. Basta recordar ahora la triste visión de dos de los más grandes genios de la filosofía y la ciencia, Newton y Leibniz, disputandose con descalificaciones fuera de tono la autoría del cálculo infinitesimal, que cada uno había descubierto independientemente del otro, y que supuso una separación de la matemática inglesa y la continental por dos siglos. Y en caso de que no bastase ese ejemplo, recuérdese las disputas entre creyentes y no creyentes, políticos o partidarios de políticas de distinto signo, filósofos, psicólogos, sociólogos y todos aquellos dedicados a la actividad intelectual, disputas en las cuales las cuestiones de prestigio, poder o imagen tienen más importancia que el asunto en cuestión