sábado, 28 de marzo de 2020

SLAVOJ ZIZEK, Un claroelemento de histeria racista en el nuevo coronavirus


SLAVOJ ZIZEK : UN CLARO ELEMENTO DE HISTERIA RACISTA EN EL NUEVO CORONAVIRUS

Artículo del filósofo esloveno, Slavoj Zizek, publicado el pasado 3 de febrero en Russia Today en su versión en ingles. 

A algunos de nosotros, incluyéndome a mí, nos encantaría estar en secreto en el Wuhan de China en este momento, experimentando un set de película postapocalíptico de la vida real. Las calles vacías de la ciudad proporcionan la imagen de un mundo no consumista a gusto consigo mismo.
El coronavirus está en todas las noticias, y no pretendo ser un médico especialista, pero hay una pregunta que me gustaría plantear: ¿dónde terminan los hechos y dónde comienza la ideología?
El primer enigma obvio: hay epidemias mucho peores, así que ¿por qué hay tanta obsesión con esta cuando miles mueren diariamente por otras enfermedades infecciosas? 
Por supuesto, un caso extremo fue la pandemia de gripe de 1918-1920, conocida como gripe española, cuando se estima que el número de muertos fue de al menos 50 millones. Alrededor de este tiempo, la influenza ha infectado a 15 millones de estadounidenses: al menos 140,000 personas han sido hospitalizadas y más de 8,200 personas fueron asesinadas solo esta temporada. 
Parece que la paranoia racista está obvia aquí, recuerda todas las fantasías sobre las mujeres chinas en Wuhan desollando serpientes vivas y sorbiendo sopa de murciélago. Mientras que, en realidad, una gran ciudad china es probablemente uno de los lugares más seguros del mundo.
Pero hay una paradoja más profunda en el trabajo: cuanto más conectado esté nuestro mundo, más desastre local puede desencadenar el miedo global y eventualmente una catástrofe. 
En la primavera de 2010, una nube de una erupción volcánica menor en Islandia detuvo el tráfico aéreo en la mayor parte de Europa, un recordatorio de cómo, independientemente de su capacidad para transformar la naturaleza, la humanidad sigue siendo solo otra especie viva en el planeta Tierra . 
El catastrófico impacto socioeconómico de un evento tan pequeño se debe a nuestro desarrollo tecnológico (viajes aéreos). Hace un siglo, tal erupción habría pasado desapercibida. 
El desarrollo tecnológico nos hace más independientes de la naturaleza y, al mismo tiempo, a un nivel diferente, más dependientes de los caprichos de la naturaleza. Y lo mismo ocurre con la propagación del coronavirus: si sucediera antes de las reformas de Deng Xiaoping, probablemente ni siquiera habríamos escuchado al respecto.
Entonces, ¿cómo vamos a combatir el virus cuando simplemente se multiplica como una extraña forma invisible de vida parasitaria y su mecanismo preciso sigue siendo básicamente desconocido? Es esta falta de conocimiento la que causa el pánico. ¿Qué pasa si el virus muta de forma impredecible y desencadena una verdadera catástrofe global? 
Esta es mi paranoia privada: ¿es la razón por la cual las autoridades muestran pánico porque saben (o sospechan, al menos) algo sobre posibles mutaciones que no quieren hacer públicas para evitar la confusión y los disturbios públicos? Porque los efectos reales, hasta ahora, han sido relativamente modestos. Una cosa es segura: el aislamiento y otras cuarentenas no harán el trabajo. 
Se necesita una solidaridad incondicional total y una respuesta coordinada globalmente, una nueva forma de lo que una vez se llamó comunismo. Si no orientamos nuestros esfuerzos en esta dirección, entonces Wuhan hoy es quizás la imagen de la ciudad de nuestro futuro. 
Muchas distopías ya imaginaban un destino similar. Principalmente nos quedamos en casa, trabajamos en nuestras computadoras, nos comunicamos a través de videoconferencias, hacemos ejercicio en una máquina en la esquina de nuestra oficina en casa.

                                                       
                                                           Vacaciones en Wuhan

Sin embargo, hay una perspectiva emancipadora inesperada oculta en esta visión de pesadilla. Debo admitir que durante los últimos días, me he encontrado soñando con visitar a Wuhan. 
Haga calles medio abandonadas en una megalópolis: los centros urbanos generalmente bulliciosos que parecen un pueblo fantasma, tiendas con puertas abiertas y sin clientes, solo un caminante solitario o un automóvil aquí y allá, personas con máscaras blancas, no proporcionan la imagen de un no -consumo del mundo a gusto consigo mismo? 
La belleza melancólica de las avenidas vacías de Shanghái o Hong Kong me recuerdan algunas viejas películas postapocalípticas como 'On the Beach', que muestran una ciudad con la mayoría de la población aniquilada, sin una gran destrucción espectacular, solo el mundo allá afuera. Ya no está listo, a la espera de nosotros, mirándonos y por nosotros. Incluso las máscaras blancas que usan las pocas personas que caminan proporcionan un anonimato y una liberación de la presión social para el reconocimiento.
Muchos de nosotros recordamos la famosa conclusión del manifiesto situacionista de los estudiantes de 1966: "Vivre sans temps mort, jouir sans entraves" : vivir sin tiempo muerto, disfrutar sin obstáculos. 
Si Freud y Lacan nos enseñaron algo, es que esta fórmula, el caso supremo de una orden judicial de superego, ya que, como Lacan demostró acertadamente, el superyó es, en su forma más básica, una orden positiva positiva para disfrutar, no un acto negativo de prohibir algo, es un receta para el desastre. La necesidad de llenar cada momento del tiempo asignado a nosotros con un compromiso intenso inevitablemente termina en una monotonía sofocante. 
El tiempo muerto (momentos de retirada, de lo que los antiguos místicos llamaron Gelassenheit, liberación) son cruciales para la revitalización de nuestra experiencia de vida. Y, tal vez, uno puede esperar que una consecuencia no intencional de las cuarentenas de coronavirus en las ciudades chinas sea que al menos algunas personas usen su tiempo muerto para liberarse de la actividad agitada y piensen en el sentido (no) de su situación. Soy plenamente consciente del peligro que estoy cortejando al hacer públicos estos pensamientos míos: ¿no estoy participando en una nueva versión de atribuir al sufrimiento de las víctimas una visión auténtica más profunda de mi posición externa segura y así legitimar cínicamente su sufrimiento? 

                                                               Matices racistas 


Cuando un ciudadano enmascarado de Wuhan camina en busca de medicamentos o alimentos, definitivamente no hay pensamientos anti-consumistas en su mente, solo pánico, ira y miedo. Mi súplica es solo que incluso los eventos horribles pueden tener consecuencias positivas impredecibles.
Carlo Ginzburg propuso la idea de que estar avergonzado del país de uno, no amarlo, puede ser la verdadera marca de pertenecer a él.  Tal vez algunos israelíes reunirán el coraje para sentir vergüenza a propósito de la política de Netanyahu y Trump hecha en su nombre, no, por supuesto, en el sentido de vergüenza de ser judío. Por el contrario, sentir vergüenza por lo que las acciones en Cisjordania le están haciendo al legado más precioso del judaísmo. Quizás algunos británicos también deberían ser lo suficientemente honestos como para sentir vergüenza por el sueño ideológico que les trajo el Brexit. Pero para la gente de Wuhan, no es el momento de sentirse avergonzado y estigmatizado, sino el momento de reunir coraje y persistir pacientemente en su lucha.  Si hubo personas en China que intentaron minimizar las epidemias, deberían estar avergonzados al igual que aquellos funcionarios soviéticos alrededor de Chernobyl que afirmaron públicamente que no había peligro al evacuar inmediatamente a sus propias familias. O como deberían hacerlo aquellos altos gerentes que niegan públicamente el calentamiento global pero que ya están comprando casas en Nueva Zelanda o construyendo búnkeres de supervivencia en las Montañas Rocosas. 
Tal vez la indignación pública contra este supuesto doble comportamiento (que ya está obligando a las autoridades a prometer transparencia) dará lugar a otro desarrollo político positivo no deseado en China.
Pero aquellos que deberían estar realmente avergonzados, todos nosotros en todo el mundo estamos pensando en cómo poner en cuarentena a los chinos.

BYUNG CHUL HAN, El hipercapitalismo de la transparencia


EL HIPERCAPITALISMO DE LA TRANSPARENCIA POR BYUNG-CHUL HAN
Texto del filosofo Byung-Chul Han, publicado en la revista francesa,  Multitudes en Abril del 2018. 

Customer-Lifetime-Value", este es el término que designa el valor que un individuo representa a lo largo de su vida como consumidor para una empresa. La intención de este concepto es transformar completamente a la persona humana, toda su vida, en valores comerciales. El hipercapitalismo contemporáneo disuelve la existencia humana en una red de relaciones de mercado. Ya no hay ninguna área de nuestras vidas que esté libre de estas lógicas de desarrollo comercial.
La creciente digitalización de la sociedad facilita, amplía y acelera considerablemente la explotación comercial de la vida humana. Sujeta aspectos de la vida que hasta ahora eran inaccesibles a la racionalidad lucrativa a la explotación económica. Más que nunca, es urgente establecer nuevas áreas de vida, incluso desarrollar nuevas formas de vida, que puedan resistir la explotación total de la vida humana.
En Nueva York, la Apple Flagship Store representa, en todos los aspectos, el verdadero templo de este hipercapitalismo. Está hecho de nada más que un cubo de vidrio. En el interior, el cubo está vacío y no exhibe nada más que su propia translucidez. La tienda en sí está en el sótano. La transparencia se ha materializado  
El letrero transparente de Apple en la Quinta Avenida representa la contraparte arquitectónica de la Kaaba en La Meca, con su abrigo negro. Literalmente, kaaba significa cubo. Este edificio negro carece por completo de transparencia. A su vez, este cubo está vacío y encarna un orden teológico opuesto al orden hipercapitalista.

                                                 Comunicación, marketing y consumo.


Apple Shop y Kaaba representan dos formas de poder. El cubo transparente se presenta como una figuración de la libertad y simboliza la comunicación sin límites. Pero esta transparencia es en sí misma una forma de poder que hoy toma la forma de totalitarismo digital. Este último es el precursor de una nueva forma de dominación: la dominación del hipercapitalismo. El hipercapitalismo es equivalente a la comunicación total de los tiempos actuales, que coincide un poco más cada día con la vigilancia total y la explotación total.
La Kaaba está cerrada, solo los clérigos tienen acceso al interior del edificio. El cubo transparente está abierto las 24 horas. Como consumidor, todos tienen acceso a él. Estamos tratando con dos concepciones diametralmente opuestas del poder: un régimen de cierre y un régimen de apertura. Este es más efectivo que este, ya que se presenta como una forma de libertad. Con el cubo de vidrio, el hipercapitalismo celebra una hipercomunicación omnipresente que divide todo en un tamiz y lo transforma en dinero en efectivo. La comunicación, el marketing y el consumo, como en el caso de Apple Store en el sótano, ahora son uno.
La compañía estadounidense Acxiom, que recopila datos individuales, tiene el eslogan publicitario: "Ofrecemos una mirada de 360 ​​grados a sus clientes". Lo que recopila la empresa son todos los datos sobre consumo, situación familiar, ocupación, preferencias, pasatiempos, situación de vivienda e ingresos. Los algoritmos de Acxiom no son fundamentalmente diferentes de los de la NSA.
El mundo que se ha convertido en un centro comercial corresponde a un panóptico digital con vigilancia total. Además, la operación total y la vigilancia total son dos caras de la misma moneda. Acxiom clasifica a los individuos en 70 categorías desde un punto de vista puramente económico. El grupo de personas que ofrecen un interés comercial muy limitado se llama desperdicio , en otras palabras, "desperdicio" o "basura".
Los datos de grandes permiten hacer predicciones sobre el comportamiento humano. El futuro se vuelve calculable y manipulable. Los grandes volúmenes de datos resultan ser un medio muy eficaz Psicopolítica de instrumentos, que controla las personas como si fueran marionetas. Los grandes volúmenes de datos generan un conocimiento dominante. Es esto lo que hace posible intervenir en la psique humana e influir en ella, sin que las personas interesadas se den cuenta. La psicopolítica digital devalúa a los individuos al estado de objetos simples cuantificables y manejables. Por lo que los grandes datos de la muerte Knell de la libre voluntad.

Es soberano, dijo el abogado Carl Schmitt, quien decide el estado de emergencia. Unos años más tarde, revisó esta famosa frase: "Después de la Segunda Guerra Mundial, y frente a mi muerte, ahora digo: es soberano quien tiene los rayos del espacio". Al parecer, durante toda su vida, Carl Schmitt tuvo miedo de la radio y la televisión, debido a sus efectos manipuladores. Hoy, en un régimen digital, el principio de soberanía debe revisarse una vez más. Es soberano quien controla los nodos de la red.

Las redes digitales permiten evaluar y sondear a una persona de arriba a abajo. Ante el riesgo ahora representado por la recopilación de datos personalizada, los políticos deben limitar estrictamente estas prácticas. Empresas de puntuación (el "marcador"), como Schufa Holding AG, tienen efectos discriminatorios. Salvar a la gente va en contra de la idea de la dignidad humana. Ninguna persona debe ser degradada al estado de objeto de una evaluación algorítmica.
Que una compañía de calificación de credibilidad como Schufa, cuyos servicios se han convertido hoy en una triste banalidad en Alemania, puede tener la idea de buscar en las redes sociales, encontrar información útil, traicionar verdadera intención de la empresa. El eslogan publicitario de Schufa - "solo somos nosotros los que creamos la confianza" - testifica de puro cinismo.

                                                             Nuevos enfoques radicales

Empresas como Schufa eliminan la confianza y la reemplazan por el control. La confianza se define por el hecho de que uno mantiene, a pesar de la falta de conocimiento, una relación positiva con los demás. En ausencia de conocimiento, sin embargo, permite la acción. Si sé todo sobre el otro, no necesito más confianza. El Schufa, por ejemplo, procesa 200,000 solicitudes diarias, lo cual solo es posible en una compañía de control. Una sociedad confiable confiaría sin tales negocios.
La confianza siempre implica la posibilidad de quedar sin respuesta, incluso de ser traicionado. Pero esta posibilidad de traición constituye toda confianza. Incluso la libertad implica un cierto riesgo. Una sociedad que, en nombre de la libertad, somete todo a control y vigilancia se hundiría en el totalitarismo.
Ante el riesgo de tal totalitarismo digital, el entonces presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, había insistido en la urgencia de elaborar una carta de derechos fundamentales para la era digital. . El ex ministro del Interior alemán, Gerhart Baum, exigió el desarme general de los datos.
Hoy necesitamos nuevos enfoques radicales para desterrar el espectro del totalitarismo de datos. También debemos pensar en la posibilidad técnica de asignar, en cierta medida, fechas de vencimiento a los datos personales, para que desaparezcan después de un cierto tiempo. Tal práctica llevaría al desarme masivo que es necesario hoy, frente a esta locura de datos.
La Carta de los Derechos Digitales Fundamentales por sí sola no impedirá el totalitarismo de datos. También es necesario provocar un cambio en la conciencia y en las mentalidades. Ya no somos meros detenidos o víctimas en un panóptico digital dirigido desde la distancia.
El Panóptico fue originalmente un edificio de la prisión diseñado por Jeremy Bentham. Colocados en una arquitectura concéntrica, los detenidos fueron vigilados por una torre de control central. En panópticos digitales, ya no somos meros prisioneros; Participamos activamente en su conformación. Incluso lo mantenemos, por ejemplo conectando nuestros cuerpos, como millones de seguidores del   movimiento de " yo cuantificado " y poniendo nuestros datos vinculados a nuestros cuerpos en línea. La nueva dominación no nos silencia, por el contrario, nos exige comunicarnos constantemente, participar y expresar nuestras opiniones, nuestras necesidades, nuestros deseos y nuestras preferencias, en una palabra, para contar nuestra historia. la vida

En la década de 1980, en Alemania, todos montaron las barricadas contra el censo demográfico. En un municipio, incluso ha habido plastificación. Incluso los escolares terminaron golpeando el pavimento, y asistimos a grandes manifestaciones.


Desde el punto de vista actual, esta reacción es incomprensible, porque la información recopilada era inocente, como, por ejemplo, la profesión, las calificaciones educativas, el estado civil, la distancia del lugar de trabajo. Hoy en día, no tenemos miedo de revelar datos íntimos, y sin que nadie nos obligue a hacerlo. Incluso sentimos un impulso incontenible para revelarnos. Ya no nos oponemos cuando se recopilan, almacenan, transmiten y revenden cientos y miles de datos sobre nosotros. Nadie entrará en la honda por esto. No tendrán lugar revueltas masivas contra Google o Facebook.

                                             Una crisis en nuestras libertades.


En el momento del censo, todavía se pensaba que se enfrentaba a un cuerpo de poder que intentaba interceptar a sus ciudadanos en contra de su voluntad. Esos días han quedado atrás. Hoy, nos revelamos voluntariamente sin que exista ninguna restricción, sin impuestos. Es por nuestra propia voluntad que ponemos todo tipo de datos e información sobre nosotros en línea, sin saber quién lo sabrá, cuándo o en qué ocasión.
Esta falta de control representa una grave crisis en nuestras libertades. En vista de los datos que estamos cambiando a voluntad, la idea de protección de datos se vuelve obsoleta. Desde el estado de víctima de vigilancia estatal, hemos pasado al de complaciente y cómplices en el sistema. Es deliberadamente que renunciamos a nuestros espacios de protección y que nos exponemos a redes digitales que nos penetran y nos hacen transparentes.
Como una nueva forma de producción, la comunicación digital elimina sistemáticamente las áreas protegidas y transforma todo en información y datos. Todos los mecanismos de distanciamiento son sacrificados. En la hipercomunicación digital, todo se mezcla con todo, y los límites entre el exterior y el interior se vuelven cada vez más porosos. La persona humana se reduce a una interfaz en un mundo totalmente conectado. Esta vulnerabilidad digital es requerida y explotada por el hipercapitalismo.
Debemos plantearnos seriamente la pregunta de qué tipo de vida queremos vivir. ¿Queremos continuar participando en la vigilancia total y la explotación total de la persona humana, y así perder nuestra libertad, nuestra dignidad? Es hora de organizar nuevamente la resistencia común contra el totalitarismo digital. Las palabras de Georg Büchner no han perdido su relevancia: " Títeres, eso es lo que somos , tirados de hilos en manos de poderes desconocidos, ¡nada por nosotros mismos, nada!" 



viernes, 27 de marzo de 2020

CARTA DE GUSTAVO ZERBINO por el Covid 19


CARTA DE GUSTAVO ZERBINO

 
                                              Esta es la carta que escribió Gustavo Zerbino a los uruguayos por ...

Gustavo Zerbino, nació en 1953, a los 19 años en 1972 era estudiante de Medicina y jugador del "Old Christians". Actualmente está casado por segunda vez, tiene seis hijos, es Director de Cibeles S.A  y Conferencista.
Es uno de los sobrevivientes de la Tragedia de los Andes en 1972, y escribió una carta en relación al brote del nuevo Covid 19 en Uruguay divulgada por Montevideo Portal ayer lunes. 

Queridos Uruguayos:

Hoy el mundo entero está alineado en una guerra global contra el coronavirus. En solo 3 meses y medio desde que China declaró la presencia del virus Covid19, más de 150 países ya se encuentran infectados.
El gran desafío hoy para Uruguay (en este mundo globalizado) es poder controlar y enlentecer el contagio de esta pandemia a la gente que vive en este país.
Es difícil pero posible, si lo enfrentamos todos juntos y unidos, como una política de estado y con apoyo de toda la población del país, para cumplir con lo que nos piden.
Hoy estamos frente a una situación similar a cuando en la cordillera escuchamos por radio, 10 días después de la caída del avión, que se había suspendido la búsqueda, que nos habían abandonado y daban por muertos. Y hoy ,47 años después estoy hablando con ustedes y solo tengo gratitud por todo lo que aprendimos.
En ese momento dejamos de esperar el rescate de afuera (una vacuna) y nos dimos cuenta que sobrevivir y salir adelante dependía solo de nosotros. Nos conectamos entonces con nuestro máximo potencial físico, mental, emocional y espiritual y nos dimos cuenta de que no podíamos gastar nuestra energía hablando de cosas que no podíamos cambiar, que no dependían de nosotros y nos deprimían (como la queja y el miedo, que nos paralizaba y nos consumía toda nuestra energía, que era muy poca y había que usarla muy eficientemente).
Aprendimos que las cosas que ocurren en la vida no son ni buenas ni malas, son solo hechos, y las tenemos que aceptar, no con la mente sino con el corazón aunque duela.
Cuando se acepta la realidad tal cual es, se deja de sufrir y de pelear la mente con la realidad. Se empieza a ser parte de la solución y no del problema. Y ahí aparecen muchas posibilidades. Se aprende que lo importante no es lo que pasa, sino lo que hacemos con lo que nos pasa.
En la cordillera aprendimos muy rápido que teníamos que trabajar en equipo para construir una sociedad solidaria donde los bienes pertenecían a la comunidad; donde las normas aparecían cuando eran necesarias, y la primera fue que estaba prohibido quejarse! El único objetivo era sobrevivir, no yo, todos! Sin excusas.
Nuestra historia, es una historia de uruguayos. No es una tragedia (aunque tiene mucho de tragedia), ni un milagro (aunque tiene muchísimo de milagro).
Es una historia de amor, solidaridad, humildad, amistad y vocación de servicio que aprendimos en este país.

Con humildad aceptamos que solos no podíamos y transformamos el yo en nosotros, demostrando cómo a pesar de la diversidad se podía lograr la unidad detrás de un objetivo común.
Ahora estamos en el momento en que todos los uruguayos tenemos que aceptar el desafío de demostrarnos a nosotros mismos y al mundo por qué este maravilloso país va a salir adelante utilizando la única vacuna que hoy funciona y que puede parar la enfermedad: La vacuna de la obediencia y solidaridad de todos los uruguayos.
La única manera de ganarle al coronavirus y detener su expansión es confiando, trabajando ordenadamente, todos juntos, en equipo. Depende 100% de nosotros y del compromiso para lograrlo, asumiendo cada uno lo que le corresponde.

"Siendo obedientes, haciendo lo que nos piden y quedándonos en casa".

En Uruguay el primer caso se detectó el viernes 13 de marzo (nosotros también nos caímos un viernes 13). Van 10 días y ya vimos lo que está pasando en los países donde apareció antes: China (que dice que ya tiene el virus controlado), Italia y España que demoraron en actuar y sus sistemas de salud colapsaron .
Hoy después de 3 meses ya sabemos cómo actúa el virus, que es lo que hay que hacer y estamos a tiempo de actuar, con confianza y convicción. Hay que tener el valor para atravesar el miedo y el compromiso de hacerlo.
Tenemos que quedarnos en casa para aplanar y enlentecer la curva de contagio. Para que no colapsen los sistemas de Salud porque no hay CTI ni respiradores ni personal de salud que alcancen para atender a tantos pacientes al mismo tiempo como está pasando en Italia y España.
Hoy, todos podemos ser un arma peligrosa si salimos a la calle y no nos quedamos en casa. Ya vimos las consecuencias.
Con un agravante; después de 12 días hoy tenemos mucha más información y no queremos ni debemos contagiar a nadie: ni a nuestros abuelos, padres, hijos o amigos.

Podemos hacer cosas distintas si queremos tener resultados distintos.

Hoy sabemos que hay lugares que miden carga viral y anticuerpos en sangre. Se sabe que hasta un 50 % de las personas infectadas pueden no presentar ningún síntoma, como fiebre o tos seca e igualmente pueden tener una carga viral mucho más alta y contagiar igual o más que los que tienen síntomas claros.
Por eso tenemos que ser obedientes: lavarnos las manos constantemente (mejor con jabón), evitar tocarnos la cara, nariz, ojos, boca, y saludar a distancia. Evitar compartir artículos personales (mate, cubiertos platos, vasos), y si salimos, cuando entremos dejar los zapatos afuera y usar otros dentro de casa para no traer los virus desde afuera. Hoy más que nunca tenemos que ser solidarios y no egoístas, quedándonos en casa, saliendo sólo lo mínimo indispensable para abastecernos de comida o medicación, todo esto es muy dinámico por eso tenemos que estar permeables y receptivos para adaptarnos a los cambios.
Es muy importante que los niños se queden en sus casas y no estén en contacto con sus abuelos, para protegerlos, ya que son los más vulnerables. Pueden visitarlos por las redes sin riesgo por un par de meses hasta que todo esto haya pasado.
La cuarentena no son vacaciones. Es una oportunidad para cuidarnos y cuidar a los demás, para concientizarnos y poder vivir distinto estando presentes en casa disfrutando a la familia que nos acompaña o a la familia y amigos que no están presentes, por las redes.
No es tanto lo que nos piden, nosotros tuvimos que estar 73 días en los restos del avión en un espacio de unos 30 metros cuadrados, 29 personas amontonadas unas arriba de la otras. Sin ropa adecuada, sin comida. Abandonados, en el medio de la nada. A unos 4000 metros de altura soportando temperaturas de 30 grados bajo cero. Fue durísimo pero posible.
Hoy hay que mantener la calma, confiar y no ir a los centros de salud desesperados. Hay que llamar por teléfono y decir lo que nos pasa, si son población de riesgo, si tuvimos contacto con algún infectado y tenemos que hacer lo que nos dicen.
También, el Ministerio de Salud Pública, puso a disposición de todos la aplicación "Coronavirus UY", donde podrás informarte y serás guiados por ellos.
Tenemos que cuidar a los héroes de blanco, a los médicos y al personal de salud que exponen su vida por todos nosotros durante las 24 horas del día. Muchas veces sin dormir y exponiéndose constantemente al peligro por nosotros.

Estén tranquilos y no se preocupen, solo ocúpense de hacer lo que nos dicen y todo va a estar bien. En el 80 % de los infectados, la enfermedad remite naturalmente y solo un porcentaje muy chico puede presentar complicaciones que necesiten una internación por una neumonía viral complicada que necesite CTI, especialmente la población de alto riesgo .
El problema más grande es que este virus hasta hoy desconocido se expande a gran velocidad. Si no achatamos la curva y logramos que sea más lento el contagio, colapsara el sistema.
Estoy convencido que dentro de un tiempo corto, todo esto será solo una anécdota más que la recordaremos como la crisis del 2002 en donde salimos todos fortalecidos.
El árbol se reconoce por sus frutos y los Uruguayos hemos sido siempre distintos: ni mejores ni peores. Distintos. Por nuestra idiosincrasia y en los momentos más difíciles hemos demostrado siempre la garra, el espíritu de lucha, la rebeldía, eso que nos diferenció siempre, como en el fútbol, en la Cordillera y tantas cosas más por lo cual somos reconocidos siempre en todo el Mundo. Como la humildad, lealtad y cariño a nuestro país.
El Uruguay también es reconocido como un país demócrata, republicano y respetuoso de las instituciones. Hace apenas 20 días le dimos un ejemplo al mundo de cómo pudimos vivir una transición de Mando aceptando la voluntad del pueblo soberano en paz y de una manera extraordinaria. En donde el presidente saliente caminaba del brazo del presidente entrante para ponerle la banda presidencial frente a todo el pueblo uruguayo y nuestro Prócer José Artigas.
Esta es otras de las cosas que nos hacen distintos en épocas de intolerancia y nos tienen que llenar de orgullo y seguir respetando las Instituciones y la libertad de expresión de las ideas.
Hoy tenemos la oportunidad de elegir que queremos hacer, si queremos ser parte del problema o de la solución . Si queremos seguir siendo parte del problema, sigamos saliendo a la calle y hacer como que no pasa nada, sin importarnos la consecuencia de nuestros actos. Y si queremos ser parte de la solución quedémonos en casa y colaboremos con todo los que nos piden para controlar esta pandemia y que se propague lo menos posible, hasta que aparezca alguna vacuna que nos inmunice a todos.
Colaboremos con el gobierno, los médicos y personal de la salud en lo que nos soliciten. Están haciendo todos un esfuerzo extraordinario para nuestro beneficio y como en todas las historias hay siempre alguien con vocación de servicio que hace la gran diferencia. En nuestra historia fue el arriero Sergio Catalán, una persona humilde que hizo algo extraordinario: cabalgó 120 km para ir avisar que había encontrado 2 sobrevivientes, para que nosotros pudiéramos volver a la vida.
Hoy los seres extraordinarios son los médicos y el personal de salud. Están dando lo mejor de sí para tratar de ayudarnos a salir adelante y que podamos seguir disfrutando la vida.
La OMS define la relación médico paciente como un acto de fe, donde el paciente confía y se entrega a lo que le dice su médico. Hoy tenemos que confiar y obedecer lo que nos dicen para minimizar al máximo todos estos problemas que estamos viviendo.
Se puede, confío y creo plenamente en el Uruguay y en todos los Uruguayos; en su inconsciente colectivo, ese que nos hizo, nos hace y nos hará siempre diferentes y por lo cual seguiremos siendo siempre reconocidos.
Este, es el gran partido que hoy tenemos que jugar, todos juntos con la celeste puesta, desde el lugar que nos corresponda.
En este país siempre dijimos que nadie es más que nadie, y este virus ataca a todos: ricos, pobres, ciudadanos de todas las razas, religiones y partidos políticos. Todos somos iguales y vulnerables ante él.
Había algo más que teníamos que aprender para mirar al que tenemos al lado. Ser más solidarios y aceptar definitivamente que no podemos con todo, que somos vulnerables y que solos no podemos. Hoy vivimos como locos corriendo para todos lados para poder ganar más plata y comprar cosas que nos impone la sociedad de consumo. Hoy estamos solos en casa rodeados de cosas materiales que para comprarlas o pagarlas dejamos de ver a nuestra familia. Entramos en un círculo vicioso sin salida: primero nos venden la necesidad y después el producto que la satisface. A los 5 minutos dejamos de leer el manual que explica todos los atributos de lo que compre y veo que al lado mío hay una persona con uno más lindo, mejor y más barato y pienso "me cagaron".
Lo compramos en cuotas y pasamos años para pagarlos. La insatisfacción y la queja son permanentes. Ayer nos quejábamos de que no teníamos tiempo para nada; y hoy lo que nos sobra es el tiempo y no sabemos qué hacer con el.
La abundancia y la carencia están en la mente. Las cosas que realmente valen, como la familia y los amigos, están en el corazón.

En Los Andes aprendí que si no soy feliz con lo que tengo tampoco voy feliz con lo que me falta.

Ojalá todo esto sirva de algo. No hay crecimiento sin dolor, en las crisis individuales o de los países es cuando aflora lo mejor de cada uno.
Estén seguros que saldremos todos juntos adelante como País. Muy fortalecidos y más hermanos que antes.
Gracias a todos por leerme hasta el final. Es una manera más de mostrarles mi gratitud y amor a todos ustedes.
Quiero que sepan que soy parte de este equipo celeste en todas las canchas, en todos los deportes, en todas las áreas y en todos los rincones del País donde somos libres; como también en donde están los privados de la libertad (Comcar, Las Flores, Punta Rieles y en el INISA). Donde hay hombres, jóvenes y niños que merecen otra oportunidad, un poco de amor, contención. Por eso les llevamos el rugby como herramienta de transformación, para internalizar valores que hacen la diferencia.
En este momento estoy en mi casa con mis dos hijas, Luma (21) y Lupe (13), atravesando la misma cuarentena y además el duelo de la reciente pérdida de Maria, su Madre, que nos sigue acompañando y apoyando desde donde está.
A mis otros 4 hijos con sus familias y su madre los tengo bien lejos hasta que termine todo esto y nos juntemos como siempre a comernos un buen asado y disfrutar de estar toda la familia junta, como nos encanta a todos.
Y aprovecho a mandarle un beso bien grande a mi Madre, Susana Stajano, un ser humano maravilloso que hoy disfruta sus 97 años de vida en su casa. La queremos tanto que hace 10 días sus 8 hijos, 33 nietos y 29 bisnietos solo la saludamos por videollamada para cuidarla y seguir disfrutándola lo más posible. Como verán soy congruente con lo que les pido.
Aunque no lo crean lo más difícil, para mí, es escribir todo esto siendo disléxico, pero lo hago con mucha gratitud y alegría.

Abrazo grande para todos.

"La imaginación es la mitad de la enfermedad.
La tranquilidad es la mitad del remedio
Y la tranquilidad es el comienzo de la cura"
Quedémonos en casa, se puede. Vamos por más!!!

URUGUAY NO MA!!!
Qué lindo que es ser Uruguayo.

Gustavo Zerbino


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